Flujo luminoso
El lumen (lm) es la unidad para medir el flujo luminoso de una lámpara, es decir “su potencia luminosa emitida por segundo”. Este flujo luminoso contempla la sensibilidad variable del ojo humano a las diferentes longitudes de onda de la luz.
Este valor está sustituyendo al vatio (W) como índice de referencia para conocer la potencia de una fuente lumínica. Las diferencias de ahorro de energía y los distintos rangos de potencia de cada tipo de lámpara (respecto a las antiguas lámparas incandescentes), se miden por la cantidad de luz que emiten ya que las tecnologías utilizadas en su fabricación son diferentes:
Incandescentes:
13 lúmenes por cada vatio que se consume.
ECO-Halógenas:
20 lúmenes por cada vatio consumido.
Bajo consumo CFL:
son muy eficaces, suministran 60 lúmenes por cada vatio.
LED:
son más eficientes, aportan 90 lúmenes por cada vatio.
Intensidad luminosa y ángulo del haz luminoso
La intensidad luminosa es el flujo luminoso radiado por una fuente de luz en una dirección específica. Este concepto expresa la concentración de luz en una dirección concreta y su unidad de medida es la Candela (cd).
Este dato es especialmente útil en lámparas reflectoras o dicroicas, donde el ángulo del haz luminoso es más o menos estrecho. Las apertura del haz expresada en grados (º) y determina la concentración o dispersión de la luz producida por la lámpara; un haz muy estrecho concentrará la luz en una dirección concreta y, a medida que se aumenta la apertura del haz, menos concentración lumínica se consigue.
Los haces anchos se utilizan para alumbrado general o iluminación a corta distancia.
Haces estrechos se emplean en iluminación de acento, o bien, cuando la distancia a la superficie u objeto que se requiere iluminar es grande.